martes, 19 de febrero de 2013

En opinión ajena

Público

Lo que Beatriz Talegón no dijo y debería haber dicho

Ha tenido amplia repercusión en la red el vídeo en el que Beatriz Talegón, Secretaria General de la Unión Internacional de las Juventudes Socialistas, critica a la Internacional Socialista (I.S.) por haber perdido su vocación transformadora de la sociedad y del mundo, habiéndose apalancado en el poder, insensible a las necesidades de aquellos sectores de la sociedad que les vieron en su día como el instrumento que tales sectores (por regla general los más vulnerables en la sociedad) habían utilizado en defensa de sus intereses.
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Beatriz Talegón señalaba, como indicador de esta pérdida de capacidad transformadora, el hecho de que los movimientos pro democracia que han ido ocurriendo alrededor del mundo, habiéndose iniciado en el norte de África, en Túnez primero y en Egipto después, cogieron a la I.S. por sorpresa. En realidad, la I.S. era totalmente ajena –según la dirigente de las Juventudes Socialistas- a la movilización de las poblaciones de aquellos países en busca de la libertad y de la democracia.
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Ahora bien, habiendo dicho esto, me preocupa que la situación es mucho peor que la presentada y denunciada por Beatriz Talegón. La acomodación de muchos partidos socialistas al poder es peor que la denunciada por Beatriz Talegón. La distancia entre la narrativa del discurso oficial de los partidos socialistas, por un lado, y el estilo de vida y comportamiento de sus dirigentes, por el otro, ha alcanzado niveles muy elevados. Pero, repito, la situación es mucho peor que esto, pues la I.S. ha sido en muchas partes del mundo la mayor sostenedora de las estructuras del poder.

Es decir, su falta (o pecado como dicen los cristianos) no ha sido por omisión, sino por comisión. Los partidos de la I.S. jugaron un papel clave en el mantenimiento de aquellas estructuras dictatoriales que generaron las protestas populares. Hay que recordar que el partido que dirigía el dictador de Túnez, Ben Alí, pertenecía a la I.S. Y lo mismo ocurría en Egipto, donde el partido que dirigía el dictador Mubarak era también miembro de la I.S. En estos países, los partidos que dirigían la dictadura eran partidos que se llamaban socialistas y que habían sido admitidos en la I.S. No fue hasta el momento en que millones de personas salieron a la calle en aquellos países cuando la I.S. los desaprobó. ¿Por qué los admitió?

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