sábado, 27 de octubre de 2012

Localizados en una fosa de Paterna los restos de doce personas fusiladas

Los trabajos de exhumación de una fosa común del cementerio de Paterna (Valencia) han permito localizar los restos de doce personas fusiladas después de la Guerra Civil cuyos cadáveres se encontraban en sendos ataúdes y tenían bajo sus cabezas una botella con un papel dentro en el que se escribió su nombre.

Así lo ha explicado hoy a EFE, Matías Alonso, portavoz del Grupo para la recuperación de la memoria histórica (GPRMH) de la Comunitat Valenciana y que ya se encargó de la búsqueda del cuerpo de José Celda, fusilado en 1940, a petición de su hija.

Celda, natural de Massamagrell, fue fusilado en las afueras del cementerio de Paterna junto a otras quince personas en 1940 y su cuerpo fue enterrado en la fosa número catorce del cementerio de esa localidad.

En esa fosa, según ha dicho Alonso, se ha comprobado que a "más profundidad, bajo una capa de cal y tierra, hay numerosos restos humanos bien conservados sin ataúdes y que podrían ser de los 200 fusilados que reconocidos oficialmente".

En el muro del cementerio de esa localidad se llevaban a cabo los fusilamientos de los represaliados del franquismo, ha añadido.

Desde mayo de 2008, la hija de José Celda, Josefa, y sus nietas reclamaron que se exhumara su cadáver con el propósito de trasladarlo a Massalfassar junto a su mujer y "cerrar así una herida que lleva demasiado tiempo abierta".
Durante los trabajos, una familia más ha mostrado su disposición a intentar identificar a uno de sus miembros para "trasladarlo a una sepultura más digna".

Los trabajos, que comenzaron el 17 de septiembre, se centraron primero en la fase arqueológica en la fosa común de Paterna donde supuestamente estaba enterrado José Celda, y posteriormente, se realizó el acto médico y forense de la exhumación, con la retirada de tierra.

Así se ha podido encontrar a una profundidad de entre 2,10 y 2,15 metros, doce ataúdes apilados en tres filas de cuatro y en todos ellos, se han encontrado botellas que fueron depositadas bajo la cabeza de cada uno de los fusilados con su nombre dentro "con la esperanza de que algún día fueran encontrados y se supiera de quien se trataba", según Alonso.

La hija de José Celda, que fue la que pidió la búsqueda de los restos de su padre, recordaba que una tía suya le había contado lo de la botella.
Alonso ha señalado que en el papel de una de las botellas que estaban en los ataúdes , se ha podido leer el nombre de Ramón Gandia Belda, de 23 años y la fecha de 14 de septiembre de 1940.

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